Mi nombre es Ainara Martínez, soy entrenadora personal especialista en pilates, entre otras disciplinas y, he dedicado más de tres cuartas partes de mi vida a hacer deporte y a competir.

Desde hace unos años, me dedico en especial al pilates y a todo lo que puede abarcar. Dirijo un centro de entrenamiento personal y una escuela de formación.

Después de estudiar y estudiar, y continuar haciéndolo, me sorprende haber empezado estudiando que el método Pilates es un método de entrenamiento físico. Lo pienso y encuentro un montón de por qués que me llevan a concluir que hay algo más.

No puede ser que se trate de algo meramente físico, sino bastante más. A mi entender implica obligatoriamente una carga emocional importante, ya que de no ser así, estaríamos hablando de una actividad más ofertada por los centros , deportivos, y no es así.

Porque cada persona, cada clase, cada ejercicio, cada movimiento, cada palabra y cada momento es diferente y es importante tenerlos muy en cuenta para ser nosotros, los instructores, los que adaptemos o modifiquemos estos aspectos. Porque hay que encontrar la magia que trae cada día a cada persona a nuestra clase y hace que se quede.

Porque hay que tener en cuenta que aunque la clase sea colectiva se debe tratar a cada alumno como único. Hay que conocer sus capacidades y sus limitaciones en el menor tiempo posible y ver más allá de una limitación física, ya que seguramente detrás de ella, en muchos casos encontraremos algo psíquico que el cuerpo nos muestra físicamente.

Porque decimos que el Pilates es postural, que nos ayuda a corregir la postura de las personas; sabemos que muchas de las posturas incorrectas o patológicas que adoptamos vienen provocadas por adaptaciones que hace el cuerpo a emociones que no expresamos o con las que no puede en un momento dado. Si no se tratan esas emociones, y pienso que el Pilates las trata de alguna manera, volverán a producirse. El Pilates es capaz de llegar más allá y ayudar a corregir esto de raíz por medio de sus principios, llegando a un control del propio cuerpo dedicándose a uno mismo.

Porque si hablamos de que el Pilates es global, o al menos así lo deberíamos ver si nos paramos un momento, deberíamos meter en esa globalidad no solo nuestra parte física, muscular…sino la parte psicológica, que va a ser sin duda la más limitadora. Al hablar de globalidad hablamos de holística, de búsqueda de equilibrio, de cuerpo-mente, de bienestar, de terapias alternativas conjuntas, de patologías psicosomáticas, de psicología, de movimiento, de respiración, de control…

Porque pienso que cuando el señor Pilates se inventó este método en unas condiciones, voy a decir, ‘no ideales’, supongo que no buscó simplemente una condición física, al menos no sólo eso, creo que buscaría una sensación mucho más profunda, más global, control del cuerpo, control de la mente, poder mental que en momentos difíciles lleva a algo que sólo uno mismo puede conseguir: el control de la propia mente y así del propio cuerpo.

¿Puede algo que sólo sea físico cambiar la vida de las personas como alumnos míos aseguran que el Pilates bien impartido ha hecho por ellos?

Me atrevería a decir que el Método Pilates es un modo de vida, en el que uno puede quedarse a las puertas, utilizándolo como un complemento físico más, o buscar un poco mas allá…buscar la esencia…buscar la magia del Pilates.