El deporte y la actividad física son imprescindibles para una vida saludable. Y es que nuestro
bienestar está en el tiempo que le dediquemos a nuestro cuerpo y a nuestra mente.
La práctica de actividad física tiene múltiples beneficios biopsicosociales, sí, sociales también.
El deporte en compañía nos ayuda a sentirnos bien, ya que fomenta la creación de lazos entre
personas que comparten un objetivo común, o, mejor dicho, objetivos comunes. Esto se debe
a que la práctica deportiva entre personas persigue el bienestar, además, de superarse a uno
mismo. El hacer deporte con otras personas nos crea un compromiso y la satisfacción de
cumplirlo. ¿Hay algo mejor que cumplir un objetivo? La meta no debe ser otra que el
compromiso de cuidarnos, amar nuestro cuerpo y bienestar.
En relación a los beneficios de carácter psicológico, la actividad física nos beneficia en nuestro
autoconcepto, ya que la práctica continuada nos proporciona un cuerpo más ágil y un cuerpo
que quiere superar la meta que alcanzamos ayer, “¿y si hoy hago dos repeticiones más? ¿y si
recorro un kilómetro más?” Mediante el ejercicio físico nos sentimos más eficaces ya que el
cuerpo “no pesa tanto”, además de sentirnos cada vez más capaces de superar nuestras
limitaciones y nuestras propias marcas. Otros beneficios de carácter psicológico que nos regala
la actividad física es la liberación de tensiones y de nuestro fiel y conocido amigo, el estrés.
También mejora la calidad del sueño. La actividad física no deja de ser una forma de
“mimarnos” ya que es un tiempo que dedicamos sólo y exclusivamente a nosotros mismos. Es
un tiempo que dedicamos en no pensar y en cultivar nuestra salud. Es imprescindible
dedicarnos este “parón” en la actividad frenética del día a día. Sin ir más lejos, el
descubrimiento de los beneficios de la actividad física no es algo reciente, sino que se lleva
estudiando y promocionando desde hace tiempo. Estudios como el lleva a cabo por Plante y
Rodin en 1990 ya ponían en relieve los beneficios sobre el bienestar psicológico, favoreciendo
la aparición de estados emocionales positivos, facilitando el bienestar psicológico, además de
reducir los niveles de ansiedad, depresión y estrés. Además de todo esto, la actividad física
fomenta la liberación de neurotransmisores que nos provocan bienestar como la dopamina.
La clave de la longevidad no se esconde en ninguna farmacia, se esconde en las personas, y es
que la actividad fisca, como hemos comentado al principio,
también tiene beneficios biológicos, es decir, beneficios es nuestra salud física. Son
numerosos los estudios e investigaciones científicas que ponen en relieve la prevención que
supone la práctica deportiva en enfermedades tan presentes como son las coronarias y las
relacionadas con la diabetes. El deporte también nos ayuda a abandonar hábitos nocivos como
el tabaco o el sedentarismo. El deporte proporciona una mayor capacidad pulmonar, mejora el
sistema circulatorio y endocrino. Por otro lado, frenamos el deterioro de nuestro cuerpo por lo
que podemos postergar la imagen de llegar a ser personas mayores en situación de
dependencia.
Es muy importante que en el caso de que te encuentres con una patología, acudas a
profesionales que puedan diseñarte y asesorarte sobre la carga deportiva que puedes realizar,
así como, los ejercicios que más te convienen. Es importante hacer actividad física con
responsabilidad y cuidarnos. Para ello, siempre es decisivo dejarnos guiar por profesionales
cualificados, que conocen lo que es mejor para nuestro cuerpo y así evitar lesiones.

 

María Zambrano Muñoz (psicóloga)

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