Parafraseando al gran Rael Isacowitz (2011), Pilates es un sistema de acondicionamiento físico que mejora la fuerza.

Esta frase la podemos evidenciar gracias a multitud de estudios cientí­ficos que han demostrado este hecho, Pilates mejora la fuerza.

Pero yendo más allá ¿Qué manifestaciones de la fuerza son las que mejoran con Pilates? ¿la potencia, la fuerza máxima, el aumento de masa muscular…? ¡Estamos de enhorabuena! Podemos mejorar todas y cada una de las manifestaciones de la fuerza gracias a las herramientas con las que contamos en cualquier centro de Pilates, “sólo” necesitamos saber cómo hacerlo; qué intensidad utilizar, cómo calcularla en función de las individualidades de cada sujeto, qué recuperación necesitan sus músculos o cuántas repeticiones utilizar en función de la intensidad para incidir en una u otra manifestación de la fuerza … esto es la punta del iceberg de lo que debemos saber y responde a las siguientes afirmaciones vertidas por algunos de los grandes investigadores en la actualidad en el campo del entrenamiento de la fuerza.

El entrenamiento debe ser un proceso organizado y planificado (Bompa, 2007).

“El entrenamiento deportivo ha evolucionado hacia una mayor sofisticación a consecuencia, en parte, del soporte de especialistas del deporte y científicos. Actualmente existe una base de conocimientos sobre el deporte más desarrollada, que se refleja en los aspectos metodológicos del entrenamiento. Las ciencias del deporte han evolucionado pasando de ser empí­ricas a científicas” (Bompa, 2007, p. 15).

Para obtener una mejora en el rendimiento de fuerza la carga de entrenamiento debe ser especí­fica, debe haber una sobrecarga sistemática y una variación secuencial de la carga. Al programar un entrenamiento se organizan de forma detallada los elementos y factores que constituyen el plan de trabajo, esto no tiene nada que ver con un entrenamiento realizado a base de improvisaciones que no tenga detrás un plan que las justifique (González-Badillo y Ribas, 2014).

 

Como bien sabemos, no hay dos personas iguales y por supuesto no todos los usuarios de nuestros centros de Pilates son iguales; por esta razón debemos de controlar qué efecto fisiológico está produciendo un footwork con cierta carga de muelles en nuestra clientela; es posible que a una persona le estemos generando un estí­mulo que vaya a mejorar su potencia mientras a la persona que está a su lado este mismo estímulo esté ayudando a mejorar su masa muscular, a esto (entre otras cosas) es a lo que González-Badillo y Ribas (2014) se refieren con aquello de que la carga de entrenamiento debe ser especí­fica; lo mismo pasa con el número de repeticiones o con la pausa de recuperación que damos a cada grupo muscular.

Lo ideal es controlar todos estos parámetros para poder dar a cada persona lo que quiere y/o necesita ya que seguramente esa es la razón que le ha motivado a venir a nuestro centro y a pagar por nuestras clases. Controlar estas variables da más trabajo, pero si queremos que se reconozca la profesionalidad de los instructores de Pilates debemos de prestarnos a ello para ser capaces de poder prescribir Pilates para la mejora de la fuerza máxima, de la potencia y/o del aumento de la masa muscular, y pongo algún ejemplo práctico de por qué debemos de tener esta capacidad.

 

En este marco, durante la primavera de 2017 realicé una investigación basada en un estudio de caso de dos sujetos.

Estos dos sujetos contaban con amplia experiencia en el entrenamiento en Pilates, con lo que las mejoras que experimentaron no son debidas al inicio de una nueva actividad o al abandono del sedentarismo, son adaptaciones logradas gracias a una correcta y ajustada planificación de cargas de entrenamiento.

Uno de los sujetos fue una mujer de 35 años (por lo que se considera iniciado, aunque levemente, su proceso de sarcopenia) en la que se logró aumentar en 12 semanas su masa muscular sin utilizar suplementación alimenticia en un 2.5%, todo un éxito teniendo en cuenta su edad, su experiencia en Pilates y los resultados de otras investigaciones que consideran un éxito un aumento del 2% con suplementación alimenticia. Además, esta mujer aumentó su fuerza máxima en la cintura escapular entre un 22% y un 36% (en función del movimiento evaluado) y en las extremidades inferiores entre un 29% y un 43%. También llama la atención que en una escala subjetiva del dolor (de 0 a 10) disminuyó su percepción de dolor en estas 12 semanas de un 5 (Ligero dolor frecuente que alguna vez prohibió realizar tareas de la vida diaria), a un 2 (mínimo dolor, tolerable e intermitente).

En cuanto al otro sujeto, un hombre de 34 años que pretendí­a aumentar su fuerza máxima en extremidades inferiores y que ello incidiera de forma positiva en su rendimiento en ciclismo, una labor nada fácil, ya que una mala planificación, programación y prescripción pueden hacer que el aumento de la fuerza esté asociado a un aumento de masa muscular, lo que supondrá un lastre en el rendimiento en ciclismo. Pues bien, en estas 12 semanas se logró aumentar hasta un 39% la fuerza máxima en las extremidades inferiores con una pérdida de masa magra segmental en dichas extremidades de un 1%, todo ello se traduce en mejoras en el rendimiento en ciclismo de hasta un 8% en mountain bike y 12% en ciclismo de carretera, comparando los tiempos obtenidos durante el estudio de caso con los obtenidos en los mismos tramos en los 4 años anteriores.

 

Escrito por: Pablo Garcí­a

Profesor asociado Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, Universidad de León

Máster en Innovación e Investigación en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte

Grado en Ciencias de la Actividad Fí­sica y del Deporte

Maestro de Educación Fí­sica

Experto Universitario en Prevención y Readaptación Fí­sico-Deportiva

Readaptador físico-deportivo Club Balonmano Ademar (EHF Champions League – Liga ASOBAL – EHF Cup).

 

Bibliografía.

Aging in Motion (AIM). European Working Group on Sarcopenia in Older People. Recuperado de http://aginginmotion.org/members/european-working-group-on-sarcopenia-in-older-people/

Bompa, T.O. (2007). Periodización, teorÃía y metodología del entrenamiento. Barcelona: Hispano Europea.

Deschenes, M.R. (2004) Effects of aging on muscle fibre type and size. Sports Medicine, 34 (12), 809-24

García, P. (2017). Cálculo, planificación, programación y periodización de cargas de entrenamiento de fuerza de orientación neural y estructural en máquinas de pilates (cadillac, reformer y chair).

González-Badillo, J.J., Ribas, J. (2014). Bases de la programación del entrenamiento de fuerza. Barcelona: Inde.

Isacowitz, R., Clippinger, K. (2011). Anatomía del Pilates. Madrid: Ediciones Tutor.

Izquierdo, M. y Cadore, E.L. (2014, Julio). Muscle Power Training in the institutionalized frail: a new approach to counteracting functional declines and very late-life disability. Current Medical Research and Opinion, 30(7), 1385-90.

Janssen, I.; Heymsfield, S.B.; Baumgartner, R.N. y Ross, R. (2000). Estimation os skeletal muscle mass by bioelectrical impedance analysis. Journal of Applied Physiology (1985), 89 (2), 465-471.

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