El método PILATES ¿A quien va dirigido?
El Método Pilates va dirigido a todo el mundo, independientemente de la edad, sexo o condición física.
Está especialmente indicado para aquellas personas que han padecido o padecen algún tipo de lesión o dolencia y necesitan un cuidado especial. Esta técnica también goza de gran aceptación entre deportistas y bailarines.
Este método de acondicionamiento físico también se presenta como una gran herramienta para aquellas mujeres que después de haber dado a luz quieren empezar una buena recuperación física.
Erróneamente siempre se ha pensado que la gimnasia pilates era sólo para mujeres, no teniendo en cuenta que el creador del método fue un hombre.
El Método Pilates demuestra que mejora el rendimiento atlético de los hombres, desarrollando su fuerza y flexibilidad.
Beneficios del método PILATES
Lo que diferencia a PILATES de otros métodos de ejercicio es su énfasis en la conexión mente-cuerpo. Durante una sesión de PILATES, se le anima a concentrarse en su respiración y a centrarse en los movimientos precisos de cada ejercicio.
Al trabajar los músculos abdominales profundos, no sólo conseguirá un vientre más plano, sino que también evitará dolores de espalda y lesiones. El método PILATES también se centra en la flexibilidad, ayudándole a conseguir una mayor amplitud de movimiento en las articulaciones.
El Método Pilates desenvuelve los músculos que soportan la espalda, eliminando dolores crónicos y desarrolla el equilibrio.
Mejora la fuerza, desarrolla equilibrio y coordinación, la elasticidad, el tono muscular y la movilidad articular.
Acondicionamiento físico y mental desarrollando un cuerpo armónico, aumenta la conciencia y el conocimiento del propio cuerpo.
Alivia problemas relacionados con el estrés, disminuyendo la fatiga y la tensión.
Mejora la postura, eliminando malos hábitos y llevando a la correcta alineación corporal.
En Osteoporosis, al estimular la formación de masa ósea, reduciendo el riesgo de fractura
Uno de los cambios recientes más importantes de la medicina es el reconocimiento de la importancia del cuidado físico postural. El uso regular de Pilates se ha encontrado efectivo a la hora de prevenir episodios recurrentes del dolor de espalda.
Una investigación reciente de Richardson y Jull, del departamento de Fisioterapia de la Universidad de Queensland, ha demostrado que aumenta la coordinación y la fuerza de los músculos abdominales profundos, protegiendo y estabilizando la columna vertebral en la zona lumbar.
Estas son las mismas conclusiones a las que Joseph Pilates llegó en los años 20. Los desequilibrios del músculo que genera dolor tiene sus orígenes en una postura deficiente, una salud débil, las condiciones del lugar de trabajo, lesiones y la tensión repetitiva en las vértebras en la zona alta y baja de la espalda.
Todas las articulaciones en el cuerpo se deben mantener en su posición natural óptima, en un grado medio, cuando los músculos de estabilización y movilización trabajan juntos.
Con el tiempo, los malos hábitos posturales se convierten en normales hasta que el dolor aparece en regiones como la lumbar, lesiones de hombro, dolores de cabeza, dolor de cuello o molestias en la rodilla. Por mucha cantidad de ejercicios que realicemos, si estos están mal dirigidos, no funcionarán debido a que los “mecanismos trampa” siguen siendo utilizados, desarrollando los músculos de movilización y no los músculos que estabilizan.
Es un error muy común en los programas de entrenamiento concentrarse en los músculos de movilización más que en los de estabilización. Los músculos entonces son programados para repetir los “errores de movimiento”, conduciendo a los hábitos que refuerzan el dolor. Los músculos se acortan y estrechan debilitándolos, a no ser que emprendamos un reciclaje específico del grupo de músculos más débil. Desafortunadamente, la salida de este camino no está practicando un deporte o en el gimnasio.
Muchos deportes realzan activamente el desequilibrio de un músculo, sobre todo en deportes asimétricos. los malos hábitos existentes se repiten simplemente en cada situación, reforzando los patrones culpables del movimiento que tienden a producir el dolor.