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Adiós al dolor de espalda: cómo Pilates reconstruye tu postura desde cero
- junio 17, 2025
- Publicado por: Ainara Martínez
- Categoría: BLOG

¿Te suena familiar esa molestia en la espalda que aparece sin avisar? ¿Esa que a veces es un dolor sordo y constante, y otras, una punzada aguda que te deja sin aire? Si has asentido con la cabeza, bienvenido al club. Somos muchos los que hemos normalizado vivir con dolor de espalda, pensando que es “lo que toca” por pasar horas sentados, por el estrés o simplemente, por “la edad”.
Pero, ¿y si te dijera que no tienes por qué resignarte? ¿Y si existiera una forma de resetear tu cuerpo, de enseñarle a moverse de nuevo y de decirle adiós a ese dolor que tanto te limita?
De “uy, mi espalda” a “qué bien me siento”
Imagínate tu columna como el mástil de un barco. Si las cuerdas (tus músculos) tiran de forma desigual, el mástil se inclina, se tuerce y sufre. Eso es, a grandes rasgos, lo que le pasa a tu espalda. Malos hábitos, posturas incorrectas y la falta de movimiento van debilitando unos músculos y sobrecargando otros. El resultado: una descompensación que tarde o temprano, pasa factura en forma de dolor.
Aquí es donde entra en juego el Pilates, y no, no es solo “hacer estiramientos”. Es mucho más. Pilates es un método de entrenamiento que se centra en fortalecer la musculatura profunda del cuerpo, esa que funciona como una faja natural (el famoso “core” o centro). Al trabajar desde dentro hacia fuera, logramos:
· Reeducar la postura: Pilates te hace consciente de tu propio cuerpo. Aprendes a identificar cuándo estás encorvado, cómo alinear tus hombros y a activar los músculos correctos para mantener una postura erguida sin esfuerzo.
· Fortalecer el centro: Un “core” fuerte es el mejor amigo de una espalda sana. Actúa como un corsé interno que protege tus vértebras y discos, distribuyendo mejor las cargas y evitando que todo el peso recaiga en la zona lumbar.
· Ganar flexibilidad y movilidad: Pilates no te convierte en un contorsionista, pero sí te ayuda a moverte con más fluidez y a liberar la rigidez de las articulaciones. Esto es clave para evitar lesiones y para que tu cuerpo no se sienta como un bloque de hormigón.
Un camino para todos
Lo mejor de Pilates es que no entiende de edades ni de condiciones físicas. No importa si eres un deportista de élite o si la última vez que hiciste ejercicio fue en el colegio. Los ejercicios se adaptan a ti, a tus necesidades y a tus limitaciones.
No se trata de hacer mil repeticiones, sino de hacerlas bien. Con control, con precisión y, sobre todo, con cabeza. Cada movimiento tiene un porqué y está pensado para que sientas cómo tu cuerpo trabaja de forma inteligente.
Así que, la próxima vez que sientas esa punzada en la espalda, recuerda que no estás condenado a sufrirla. Hay una forma de tomar las riendas, de reconstruir tu postura desde los cimientos y de reencontrarte con el placer de moverte sin dolor. ¿Te animas a probar?