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Pilates y salud pélvica: el gran olvidado que puede cambiar tu bienestar
- junio 11, 2025
- Publicado por: Ainara Martínez
- Categoría: BLOG

¿Cuántas veces has oído hablar del suelo pélvico? Si la respuesta es “pocas” o “ninguna”, no estás sola/o. Es uno de esos temas que raramente aparecen en las conversaciones, pero que tienen un impacto enorme en nuestra salud, especialmente en la de las mujeres. Lo curioso es que muchas veces solo pensamos en él cuando algo empieza a fallar: pérdidas de orina, molestias durante las relaciones sexuales, dolores de espalda o sensación de peso en la pelvis.
Pero ¿y si te dijera que hay una forma de empezar a cuidarlo desde ya, de forma suave, efectiva y consciente? Esa herramienta es el Pilates. Y no, no hablamos solo de tonificar el abdomen o alargar los músculos. El Pilates bien hecho es una invitación a reconectar con tu cuerpo desde el centro, desde lo profundo, y eso incluye —por supuesto— a tu suelo pélvico.
Un sistema de soporte que casi nadie ve (pero todos usamos)
El suelo pélvico es un conjunto de músculos y tejidos que forman una especie de “hamaca” en la base de la pelvis. Sostiene órganos importantes como la vejiga, el útero y el recto. Es clave para mantener la continencia, disfrutar plenamente de nuestra vida sexual, y movernos con estabilidad.
Sin embargo, con el tiempo (y la vida), este sistema puede debilitarse. Embarazos, partos, el envejecimiento, los cambios hormonales, el sedentarismo o incluso deportes de alto impacto pueden hacer que pierda fuerza o elasticidad. Lo bueno es que, como cualquier otro músculo, también puede entrenarse y fortalecerse.
Pilates: tu aliado silencioso para cuidar el centro
Una de las cosas más hermosas del Pilates es que no se trata solo de hacer ejercicio, sino de tomar conciencia del cuerpo. Cada movimiento parte del centro, lo que en Pilates se llama el “powerhouse”. Este centro incluye el transverso abdominal, los músculos profundos de la espalda, el diafragma… y, sí, también el suelo pélvico.
Cuando practicas Pilates de manera consciente, empiezas a integrar estos músculos de forma natural. Aprendes a activar el periné al exhalar, a alinear tu pelvis para que no esté ni muy en retroversión ni muy adelantada, a respirar de forma que el diafragma y el suelo pélvico trabajen en armonía.
Y no necesitas tener experiencia ni ser súper flexible. Hay ejercicios muy simples que ya pueden marcar la diferencia, incluso si estás en el postparto, en la menopausia o simplemente quieres prevenir futuros problemas.
Mucho más que evitar pérdidas de orina
Sí, cuidar el suelo pélvico puede ayudarte a evitar (o revertir) la incontinencia urinaria, pero los beneficios van mucho más allá. Mejor postura, menos dolores lumbares, mayor estabilidad al caminar o correr, más placer sexual y una sensación de conexión más profunda contigo misma. Todo esto también es parte de cuidar tu bienestar pélvico.
Empieza con poco, pero empieza con conciencia
La clave está en la calidad del movimiento, no en la cantidad. Unos minutos al día para reconectar con tu respiración, notar cómo se mueve tu pelvis, sentir la activación suave de tu periné… todo eso suma.
En Energía Pilates, tenemos amplia formación formación en salud pélvica. Pero si estás practicando en casa, busca ejercicios que incluyan instrucciones claras sobre cómo activar esa zona sin tensión, con suavidad, casi como si la despertaras desde adentro.
En resumen: el suelo pélvico no es un tema menor ni algo que solo importa cuando ya hay síntomas. Es una parte esencial de tu cuerpo, y merece atención y cariño. Pilates puede ser una forma maravillosa de empezar a cuidar de él —y de ti— desde dentro. Porque a veces, lo que parece olvidado, es justamente lo que más necesitábamos recordar.